Todo lo que debes saber sobre los vehículos híbridos

Los coches híbridos están de moda. Con el declive del diésel y la tendencia generalizada a la electrificación, los modelos híbridos parecen el nuevo grial de la automoción, el tipo de coche adecuado para estos tiempos de transición.

Son varias las preguntas que solemos hacernos sobre cuáles son los tipos de híbridos que existen, en qué se caracterizan, sus ventajas y desventajas… Pero, ¿ Qué es realmente un coche híbrido ? cuando hablamos de vehículos híbridos nos referimos a todos aquellos que emplean un motor de combustión térmica en combinación con uno eléctrico.

En éste articulo intentaremos resolverte todas tus dudas entre los distintos tipos de híbridos que existen y las ventajas e inconvenientes de cada tipología:

  1. Híbridos ligeros o MHEV.

La forma de electrificación más fácil y más parecida a lo que había hasta ahora son los microhíbridos, por sus siglas en inglés MHEV (Mild Hybrid Electric Vehicle).

A diferencia del resto de tipos, los microhíbridos, también conocidos como híbridos suaves, apenas utilizan electricidad para moverse. Su motor eléctrico no sirve como único impulsor del coche y ejerce una función de ayuda otorgando potencia extra al motor de combustión en momentos de estrés y necesidad. Gracias a esta tecnología, un coche microhíbrido puede reducir sensiblemente las emisiones de gases de escape (entorno a un 15% en el caso del CO2) y el consumo de combustible. Su eficacia está enfocada al ámbito urbano, donde se producen múltiples arranques y paradas. En carretera abierta, su función práctica queda relegada a suministrar energía a los dispositivos electrónicos del coche.

La ventaja de los Microhíbridos es que llevan el sistema más sencillo, más barato y más ligero para electrificar un coche al mínimo, con libertad para viajar, no requieren enchufe y logran la etiqueta medioambiental ECO. En cambio, su inconveniente es que su autonomía eléctrica es 0. Un microhíbrido no puede desplazarse en modo eléctrico, siempre lo hace con el motor térmico, asistido o no por electricidad.

2. Híbridos convencionales o HEV.

Los HEV (Hybrid Electric Vehicles) son los híbridos “tradicionales” que combinan un motor térmico, que es el principal, con un motor eléctrico secundario. En estos coches, el motor eléctrico sí es capaz de propulsar el vehículo por si mismo, pero solo puede hacerlo en determinadas circunstancias muy concretas.

En estos coches, el motor eléctrico tiene dos funciones: apoyar al motor térmico en las fases de elevada demanda de potencia (aceleraciones, recuperaciones y velocidad sostenida elevada) y sustituirle en fases de muy baja demanda (circulación urbana a baja velocidad o en atascos, velocidad estable en autopista a punta de gas en terreno descendente etc…). Con ello se consigue que un coche de un determinado nivel de potencia consuma menos, al tener un motor de gasolina más pequeño, que otro coche de potencia equivalente.

La ventaja de un híbrido convencional es que sigue siendo un vehículo relativamente sencillo, barato y ligero, porque la batería es todavía pequeña, pero al mismo tiempo nos ofrece más ahorro energético que un microhíbrido y una pequeña autonomía eléctrica que nos dará un enorme silencio y confort en ciudad y se va recargando una y otra vez. Posiblemente, son el punto de equilibrio más lógico para una gran mayoría de usuarios, tanto en ciudad como en carretera. En cuanto a sus inconvenientes, a pesar de contar con una pequeña autonomía eléctrica, los híbridos no enchufables se conforman con la etiqueta ECO y no alcanzan la etiqueta CERO. También pueden perder algo de maletero para alojar la batería.

3. Híbridos enchufables o PHEV.

Uno de los tipos de híbridos más populares. Presentan características muy similares a las que hemos visto en los híbridos puros pero, en este caso, el motor eléctrico le gana la partida al de combustión en prácticamente todos los entornos. Por esa razón, tienen mayor autonomía eléctrica, emiten todavía menos emisiones y su consumo es incluso inferior. Lo más interesante de estos coches es que combinan las ventajas de un modelo 100% eléctrico y uno de tipo híbrido. En ciudad, que es donde se lucha de manera más firme contra las emisiones contaminantes, pueden circular en modo 100% eléctrico en trayectos de hasta 50 kilómetros y pueden recargarse para volver a usar la energía eléctrica al día siguiente.

Frente a un eléctrico puro, el híbrido enchufable puede recargarse más rápido. Sobre un coche convencional, ahorra bastante combustible en distancias cortas, aunque pasados los 50 o 60 kilómetros el beneficio se equipara a los de un híbrido convencional. Y aunque reúne las bondades y ventajas de un híbrido puro y de un coche cero emisiones, presenta algunos inconvenientes que los puede hacer antieconómicos.

Para medias y largas distancias, los híbridos enchufables no son la opción ideal: son más caros y no más eficientes que un modelo HEV. Su elevado coste de adquisición también los hace difíciles de amortizar. Necesitan ser cargados diariamente, y aunque pueden funcionar solo con combustible, el elevado peso del vehículo y su tamaño lo haría muy ineficiente. Además, recargar las baterías puede tomar hasta cinco horas, dependiendo de la infraestructura eléctrica.

4. Coches eléctricos o BEV.

Los coches eléctricos son los que funcionan sólo con baterías, y se recargan a través de un cargador.

En los coches eléctricos casi todo son ventajas: son los más sencillos, los más fiables, los más fáciles y baratos de mantener, los que tienen mejores prestaciones, mejores sensaciones al volante, mejor tacto en curva, mayor silencio de marcha, más espacio interior y cualquier otra ventaja que os podáis imaginar, además de tener la etiqueta CERO. Un coche eléctrico es superior en todo a un coche térmico, salvo en un pequeño detalle: las baterías.

Los coches eléctricos sólo tienen un problema, pero es un problema tan importante que ha impedido durante más de 100 años su expansión y su dominio del mercado: ese problema son las baterías. Primero porque su densidad energética es mucho inferior a la del petróleo, lo cual significa que para conseguir una autonomía decente  necesitaríamos cientos de kilos.  Segundo que  para recargar una batería se necesita mucho más tiempo que llenar un depósito. Tercero, porque no existe una red de recarga en nuestras carreteras suficiente como para salir de viaje con la confianza de poder recargar en cualquier momento y lugar. Y por último, hay que tener en cuenta que las baterías no duran para siempre, por lo que un coche eléctrico también nos exige instalación de recarga en nuestro garaje.

Aún así, el vehículo eléctrico constituye sin duda la opción más práctica, económica y ecológica sin duda si se dispone de cargador en casa o en el trabajo, o en algún punto usual de nuestro trayecto.

En Carsol Ocasión disponemos de una amplia gama de vehículos de distintas características y motorizaciones diesel, gasolina, híbridos y eléctricos.

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